Guía para lograr una correcta ablactación en los niños

Por Dr. Alberto Molás
Miembro del consejo consultor de nutriólogos de Herbalife Nutrition

Apuesto que no soy el único que se pone nostálgico en el mes de abril. Una mirada en mis redes sociales y veo cómo mis generacionales han publicado sus imágenes de cuando eran pequeños, pero hoy no escribiré de “los años maravillosos”. Si te suena familiar la frase anterior, significa que hace mucho dejaste de ser niño. En esta ocasión, no te abrumaré con cifras epidemiológicas sobre los riesgos de salud que se encuentran en los niños, pero sí te daré algunos consejos que pueden ayudarte en el cuidado nutricional de los pequeños.

Nuestros niños necesitan los cimientos para lograr un envejecimiento saludable. Si, leíste bien, escribí niñez y envejecimiento en la misma oración. Los primeros años de vida del niño sientan las bases de todo su crecimiento en el futuro, no en vano es que la lactancia materna juega un rol primordial tanto en lo físico como en lo psicológico.

La lactancia materna continúa siendo la mejor forma de nutrición en la primera infancia. En general, la recomendación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 6 meses de seno materno exclusivo y de ser posible prolongarlo hasta los 2 años, claro sin olvidar las recomendaciones sobre ablactación.

La ablactación es el proceso paulatino en que se introducen otros alimentos, además de la leche materna o de algún sucedáneo de ésta, y culmina con la introducción del niño en la dieta familiar.

Estas son algunas recomendaciones sobre ablactación con base en la Norma Oficial Mexicana NOM-043:

· 0-6 meses: Lactancia materna exclusiva a libre demanda, esto quiere decir que se puede ofrecer constantemente al lactante. En caso necesario, se puede optar por algún similar de leche materna previa valoración de un pediatra.

· 6-7 meses: Comenzar con frutas y verduras en papilla como zanahoria, calabaza, chayote, acelgas, betabel, manzana, pera, plátano y papaya. También es posible iniciar con alimentos de origen animal como pollo, res o cerdo, pero el pescado aún no es recomendado en esta etapa. Asimismo, podemos agregar algunos cereales como arroz, maíz, avena, amaranto, trigo, tortillas y pan. Tanto carnes como cereales se pueden ofrecer con una frecuencia de 2 a 3 veces al día pero en consistencia de puré o papilla, pues recuerda que el niño aún no cuenta con su dentadura.

· 7-8 meses: Frijoles, garbanzos, lentejas, alubias o habas, con una frecuencia de 3 veces al día en forma de purés o machacados.

· 8-12 meses: Iniciar con alimentos de origen animal como pollo, pavo, res cocido y derivados de la leche como yogurt y quesos, además de incluir huevo y pescado, siempre observando su tolerancia, con una frecuencia de 3 a 4 veces al día, bien picaditos o en trocitos.

· +12 meses: Frutas cítricas, leche entera y en general los alimentos que los adultos acostumbramos en una dieta correcta. La frecuencia es similar a la de nosotros con 4 a 5 tiempos de comida por día.

Te preguntarás por qué los lácteos y el huevo se recomiendan alrededor del primer año de vida a pesar de que son alimentos con alto valor biológico en cuanto a proteínas se refiere. Esto es por la inmadurez fisiológica del niño, donde su capacidad de digestión y absorción de los diferentes nutrientes no es suficiente para procesar ciertos alimentos y, en lugar de beneficiar, pueden causar daños orgánicos como en riñones o sistémicos como el inmunológico.

¿Y qué pasa si retrasamos la ablactación? Pues esto tampoco es recomendable debido a que podemos provocar desnutrición, ya que no estamos proporcionando todos los nutrientes. No olvides asistir a los seguimientos médicos de tu niño, es mejor prevenir que lamentar.

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